No hay nada que no se haya dicho, contado, estudiado… ya de la Mágica Noche de San Juan: que es la más corta del año; que da inicio al verano; que a partir de la madrugada del 23 al 24 de junio comienza oficialmente la temporada alta de baños en la costa; que tuvo un origen pagano para celebrar el solsticio de verano; que sirve para quemar en la hoguera todo lo malo del año; que saltar sobre la hoguera trae buena suerte; que bañarse en el mar esa noche purifica el alma y muchos más tópicos.
Los que más viven la Noche Mágica de San Juan son los jóvenes que la disfrutan desde el primer momento hasta que amanece. Cómo todo el mundo sabe se trata de una fiesta que se celebra preferentemente en la playa, donde se encienden cientos de hogueras, alrededor de las cuales todos los participantes desde niños, padres, abuelos, jóvenes, visitantes y demás curiosos comen, beben, bailan, ríen y se lo pasan muy bien.
.
Las Hogueras de la noche de San Juan tienen su origen en un ritual mágico cuyo propósito era que retornase el calor vivificante y germinante del sol. Esta costumbre de encender hogueras perduró durante la difusión del cristianismo mimetizándose con festividades sacras como el nacimiento de San Juan Bautista (24 de junio) y el martirio de San Pedro y San Pablo (29 de junio). Además, el fuego purifica y quema lo viejo y malo, con el fin de dejar espacio a nuevas oportunidades y deseos, ahuyentando a los malos espíritus y purifica el alma.
El día de San Juan es tradicional en Almuñécar comer los típicos bollos de San Juan. En casi todas las panaderías de Almuñécar, la ciudad más antigua del Mediterráneo en España, en los días previos y algunos posteriores al 24 de junio se venden y se pueden degustar los clásicos bollos de aceite de San Juan de Almuñécar.
La receta, aunque puede tener algunas variantes, normalmente para cuatro bollos consta de los siguientes ingredientes: cuatrocientos gramos de harina de fuerza, cien mililitros de aceite de oliva, ciento setenta mililitros de agua templada, veinte gramos de levadura fresca, seis gramos de anís, una pizca de sal y cuatro huevos.
Luego para su elaboración se utiliza una fuente en la que se echan los cuatrocientos gramos de harina de fuerza y una piza de sal, se remezcla bien. Después se vierte en una superficie plana mármol, una plancha, una mesa de trabajo o en una terrina la mezcla que hemos hecho, haciendo un montón dispuesto, en medio del cual se forma un orificio, o pozo, para verter los demás ingredientes (esto es lo que se llama un volcán de harina).
Después hay que poner el agua tibia para disolver la levadura, luego hay que echar esta mezcla y el aceite en el centro del volcán, y con ayuda de un tenedor integrarlo todo. Hay que espolvorear un poco de harina sobre una superficie cómo una tabla y amasar ahí durante varios minutos, se le echan en este momento el anís, y continúa amasando para que quede bien repartido el anís.
Después dejar reposar la masa en una fuente tapada con un paño húmedo durante casi una hora. Por otro lado, se lavan los huevos, y hay que dividir la masa en dos, y a cada una de estas partes se le sustrae una pequeña porción.
Se le da forma elíptica alargando los picos en los extremos, se le hace un hueco en el centro para poner el huevo, y con la porción sustraída se hacen dos tiras para ponerlas en forma de cruz sobre el huevo para aguantarlo.
Se deja reposar durante media hora, después cocer en el horno precalentado a doscientos grados durante unos tres cuartos de hora o hasta que estén doraditos. Dejar enfriar y a disfrutarlos.
No te lo pienses más ven a Almuñécar a disfrutar de la Mágica Noche de San Juan en cualquiera de sus playas, y degusta los bollos de aceite de San Juan. O gracias a este post elabóralos tú mismo.
No esperes a que te lo cuenten ven, vívelo y hazlo por ti mismo.