Almuñécar, la ciudad que es el corazón del turismo en la Costa Tropical de Granada, junto a la Costa del Sol de Málaga, es una joya mediterránea que enamora tanto por su historia milenaria, ya que es la ciudad más antigua del Mediterráneo bañada por el mar Mediterráneo, como por sus paisajes naturales. Aunque es conocida por sus playas, su casco antiguo y su clima privilegiado, uno de los grandes tesoros que ofrece esta localidad andaluza es la posibilidad de descubrirla desde el mar.
Navegar por Almuñécar no es solo una actividad recreativa, sino una experiencia inolvidable que permite contemplar su belleza desde otra perspectiva, disfrutar de la naturaleza en su estado más puro y vivir momentos únicos en un entorno mágico.
El puerto deportivo Marina del Este, entre La Herradura y Almuñécar, es un puerto de lujo que aunque no sea tan conocido, no tiene nada que envidiarle al famoso Puerto Banús de Marbella.
Lo primero que llama la atención al zarpar desde el puerto deportivo Marina del Este (ubicado muy cerca de Almuñécar, en La Herradura) es la claridad del agua. El Mediterráneo aquí se muestra tranquilo, con un color azul intenso que invita al baño y a la exploración submarina. Desde el barco, se pueden ver fácilmente las formaciones rocosas bajo el agua, así como bancos de peces y, si se tiene suerte, incluso delfines que acompañan la travesía.
Las opciones para navegar por esta zona son muy variadas. Desde embarcaciones pequeñas que se pueden alquilar sin necesidad de licencia, hasta yates con patrón incluido, catamaranes para grupos o excursiones organizadas que ofrecen experiencias temáticas, como paseos al atardecer o salidas para practicar snorkel y paddle surf. Sea cual sea la elección, todas comparten un denominador común: la sensación de libertad que se experimenta al dejar atrás el bullicio y adentrarse en el mar.
Uno de los recorridos más populares es el que va desde Marina del Este hacia el oeste, bordeando el Parque Natural de Cerro Gordo-Maro. Esta área protegida destaca por sus acantilados imponentes, cuevas marinas y calas escondidas a las que solo se puede acceder desde el agua. Calaiza, Cantarriján y El Cañuelo son algunas de estas playas vírgenes donde fondear se convierte en un auténtico privilegio. Además, el silencio, solo interrumpido por el sonido de las olas y las gaviotas, crea un ambiente de desconexión total.
Navegar por Almuñécar también ofrece una visión única de su paisaje urbano. Desde el mar, se divisa el Castillo de San Miguel coronando el casco antiguo, rodeado de casas blancas que se escalonan por la ladera. Las torres de las iglesias, los palmerales de la playa de San Cristóbal, y el verdor de los cultivos subtropicales como el aguacate o la chirimoya, pintan un cuadro digno de postal.
Para los amantes de la navegación deportiva, la zona ofrece condiciones ideales. El viento suele ser suave, lo que facilita la práctica de vela ligera o windsurf. También es un lugar ideal para los que se inician en el mundo náutico, gracias a la tranquilidad del mar y a la existencia de escuelas y empresas especializadas que organizan cursos y excursiones.
Pero navegar en Almuñécar no es solo deporte, también es romanticismo. Muchos visitantes optan por hacer una travesía al atardecer, cuando el sol comienza a caer sobre el horizonte y tiñe el cielo y el mar de tonos dorados y rosados. En esos momentos, compartir una copa de vino, una conversación o simplemente el silencio, se convierte en un recuerdo imborrable.
En verano, se celebran eventos náuticos y fiestas en alta mar que convierten el Mediterráneo en un escenario festivo. Barcos decorados, música en directo, cenas a bordo… todo ello suma a la oferta de ocio de esta localidad costera, que ha sabido combinar la tradición marinera con una oferta turística de calidad.
Ven a disfrutar de la navegación en Almuñécar porque navegar por Almuñécar es mucho más que recorrer un tramo del litoral granadino: es una forma de sentir la Costa Tropical desde dentro, de conectar con la naturaleza, de descubrir lugares secretos y de disfrutar del mar en su máxima expresión. Tanto para quienes buscan aventura como para quienes anhelan calma, el mar de Almuñécar se presenta como un espacio abierto a la emoción y a la belleza. Una experiencia que, sin duda, deja huella.