Almuñécar y La Herradura, en la Costa Tropical de Granada, son destinos únicos para disfrutar del verano. Una parte esencial de esa experiencia la protagonizan sus chiringuitos, bares playeros que combinan buena comida, ambiente relajado y vistas al mar. Con los años se han modernizado, pero mantienen ese encanto especial que los convierte en lugares inolvidables para quienes visitan la costa.
El término “chiringuito” nació en Cuba a finales del siglo XIX, cuando los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar llamaban “chiringo” al chorrito de café que tomaban en los descansos. Años después, en 1913, un local de playa en Sitges adoptó ese nombre y lo popularizó en España (Wikipedia).
En Almuñécar, los primeros chiringuitos aparecieron como casetas de cañas junto al mar, donde los pescadores ofrecían bebidas y pescado fresco. En sus inicios eran espacios humildes: mesas y sillas en la arena, sombrillas de caña y brasas encendidas en barcas varadas para preparar espetos de sardinas. Con la llegada del turismo en los años 60 y 70, se multiplicaron a lo largo de las playas sexitanas.
Hoy, muchos chiringuitos se han transformado en auténticos beach clubs que mezclan tradición y modernidad. Ofrecen camas balinesas, música en directo, coctelería creativa y cartas con influencias internacionales.
En Almuñécar conviven ambos estilos: desde los que mantienen la esencia marinera con sus espetos al fuego de leña, hasta los más modernos que ofrecen experiencias gastronómicas completas con diseño cuidado y ambiente sofisticado. Esta fusión con la vanguardia ha convertido a los chiringuitos en un símbolo del turismo de ocio en la Costa Tropical.
La estrella indiscutible son los espetos de sardinas, asados en brasas de leña dentro de barcas varadas en la arena. A ellos se suman pescados frescos, frituras de temporada, mariscos y arroces como la paella de marisco o el arroz negro. Las tapas tradicionales, el pulpo a la gallega, las ensaladas tropicales y los caracoles completan la oferta.
Muchos chiringuitos incorporan además productos de proximidad como la chirimoya de la Costa Tropical (DO Chirimoya), verduras de huerta y aceite de oliva local, lo que aporta frescura y autenticidad a cada plato.
Los chiringuitos no son solo gastronomía, también son espacios culturales y sociales. Representan la esencia marinera del municipio y se han convertido en motor del turismo local. El visitante no solo degusta platos típicos, sino que conecta con la vida cultural a través de veladas, música y actividades.
Destacan especialmente las noches de flamenco, donde la guitarra, el cante y el baile se mezclan con la brisa marina. Estas veladas, íntimas y vibrantes, son una forma única de acercarse a la cultura andaluza mientras se disfruta de un buen espeto o una copa de vino.
👉 Consulta eventos y actividades en la web oficial de Turismo Costa Tropical.
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